3.8. La observación y su regla de la descripción

Podemos llamar en conjunto «observaciones» a las experiencias sensoriales y los experimentos sistemáticos que dice Einstein en la definición de la ciencia citada en 3.4.

Desde el punto de vista de la ciencia en su conjunto, la actividad de observación en sí no es cierta, su certeza sólo se manifiesta en la descripción del objeto observado.

Por lo tanto, la observación en sentido científico se trata de la descripción que el hombre realiza del objeto sensorial. La descripción apunta al objeto. La descripción cierta corresponde al objeto cierto.

Hablando comparativamente, los sentidos del hombre son considerados como ciertos e inmutables, y el objeto, como incierto, por tanto, para hacer una descripción cierta, primero hay que determinar el objeto percibido por los sentidos.

El objeto y la descripción dependen uno del otro, sin el objeto no existe la descripción, pues no es posible realizar la descripción. Por consiguiente, al realizar la descripción de la observación, hay que tener una regla como condición previa para asegurar la certeza de la descripción, es decir, primero hay que determinar —afirmando o negando— el estado de existencia del objeto que se va a describir: si el objeto existe, es afirmación, el «Ser»; si el objeto no existe, es negación, la «Nada».

La descripción sólo se realiza en la afirmación y no en la negación, sólo se describe el «Ser» y no la «Nada». Esta debería ser considerada como la regla general de la observación, la regla de prioridad respecto de la certeza de la descripción, llamada «la regla de la descripción».

Hay un dicho chino antiguo que dice: «saber la Nada y no tratar de describirla con palabras, pues el describir la Nada con palabras es una infinidad». Esta es una regla básica de la descripción: porque todo método científico, incluido el método lógico, pierde su validez y efecto en el estado de la Nada. Sólo cuando el objeto que se va a describir se encuentra en el Ser, existe la certeza de la descripción con respecto a la observación.

3.9. La actividad científica empieza por la observación

La actividad científica empieza por la observación del hombre. Pero, ¿podemos abstraer científicamente todas las observaciones?, es decir, ¿podemos hacer una descripción general para todas las observaciones?, o sea, ¿existe la coincidencia entre todas las observaciones? En efecto, debe existir la coincidencia, si no, ¿cómo podemos llamarlas globalmente «observaciones»? Entonces, ¿cuál es la coincidencia entre todas las observaciones? Tal vez la conclusión es tan sencilla que podría hacer reír a mucha gente:

Toda observación tiene un punto inicial y un punto final.

El inicio y el final son lo que todas las observaciones tienen en común, la identidad de todas las observaciones. Esta conclusión es realmente la abstracción científica de todas las observaciones, no sólo es correcta, sino también es el punto máximo que la lógica puede alcanzar. Puede ser expresada con una flecha «→». La observación puede representarse como en la figura de abajo, a que llamamos «gráfico vectorial de la observación»:

El gráfico vectorial de la observación representa un fragmento de la observación o un fragmento de la actividad científica.

A, punto inicial (causa). A partir de éste el hombre se relaciona con el objeto.

B, punto final (efecto). La consecuencia producida por esta relación.

p, el proceso de la observación.

El gráfico vectorial de la observación está formado por tres partes: A, B y p. En efecto, si las analizamos más minuciosamente, cada una de ellas también puede ser un gráfico vectorial de la observación. Sus características son:

Parte A: su característica principal se manifiesta en la iniciativa que muestra el hombre. La «iniciativa» se refiere a una tendencia, una actitud o un interés, que empuja al hombre a plantear dudas. Es decir, el dudar es el comienzo de la ciencia.

Parte B: es la consecuencia producida por el proceso p, esto es, la respuesta a la duda planteada en la parte A.

Parte p: es el proceso científico de trabajo —resolver las dudas—, es decir, el proceso de resolver la duda de la parte A.

A través del análisis de la observación, podemos llegar a estas conclusiones importantes: la Teoría del Ser, la Teoría del Proceso, la Teoría de Conjuntos y la Teoría del Conocimiento.

El conocimiento del hombre empieza por la observación, la observación empieza por el «Yo». El «Yo» es la manifestación concentrada de la Teoría del Ser, la Teoría del Proceso y la Teoría de Conjuntos. La observación es el uso de los sentidos por parte del hombre mismo, pertenece a la categoría empírica en que la subjetividad actúa sobre la objetividad, constituye directamente las experiencias sensoriales o intuitivas del hombre.